Nuestros quesos se pueden disfrutar solos, acompañados con vinos o como parte de deliciosas recetas
Algunas consideraciones para reconocer el grado de maduración del queso Brie o Camembert FERMIER
La maduración del queso Brie o Camembert se efectúa desde su blanca corteza comestible, hacia su interior.
El sabor, el aroma, y la consistencia del queso varían según el tiempo que lleva el queso en este proceso.
Puede decirse que, en líneas generales, el punto óptimo de maduración se logra cuando faltan 30 días para la fecha de vencimiento que figura en la etiqueta. Antes de esa fecha, el queso será más suave y firme, y después, su sabor se acentúa, se vuelve más fuerte a medida que pasan los días, y su masa, más cremosa y untuosa.
Para esbozar algunas consideraciones acerca de cómo apreciar el punto de maduración del queso Brie o Camembert, podríamos decir que:
– Cuando el queso está más fresco, su masa es más consistente y firme, y en su corazón, o centro, puede verse una capa que se distingue del resto de la masa.
– Cuando el Brie o Camembert está más maduro, ese corazón, se confunde con el resto de la masa, y se vuelve de una consistencia más cremosa.
Asimismo, cuando ya tiene varias semanas de maduración, se va poniendo cada vez más fuerte e intenso su sabor, al igual que su aroma. La cáscara blanca, en esta etapa, se torna algo más amarillenta.
Elegir el punto óptimo para disfrutar de un queso Brie o Camembert es una experiencia subjetiva, que varía según las preferencias y los gustos de cada comensal.
Aprender a observarlo, y en el caso que sea necesario, a esperarlo, son pasos fundamentales que le permitirán disfrutar al máximo este delicioso queso.
Algunas combinaciones ricas con quesos FERMIER
– Camembert, endivias, almendras, vinagreta.
– Queso Goya con peras frescas y jugosas.
– Queso Goya con rúcula, nueces y huevo.
– Queso Goya en hebras o cortado en finas láminas con hojas verdes (lechuga, rúcula, radicchio), tomates cherry y cebollas moradas cortadas en rodajas finas.
– Queso Brie con jamón crudo y rúcula.
– Danbo con confitura de arándanos y frutos rojos.
– Rebleusson con nueces.
Pelar las papas, cortar en láminas, y hervirlas.
Calentar el horno a 220 º C.
Saltear las cebollas, y la panceta.
Cuando las papas estén cocidas (tiernas, pero firmes), colarlas en una fuente.
Enmantecar una fuente para el horno.
Poner primero, la mitad de las papas, tibias.
Agregarla mitad de las cebollas y la panceta.
Sumar otra capa de papas (las restantes), y luego otra capa de cebollas y panceta.
Finalizar cortando un reblochon FERMIER transversalmente, en dos mitades, y colocar las dos partes, sobre las papas y las cebollas.
Cocinar en el horno 15, a 20 minutos.
Frotar con un diente de ajo una fuente de barro, calentarla, y echar un vaso de vino blanco.
Dejar que se caliente bien, y luego, introducir el queso cortado en cuadrados pequeños.
Revolver haciendo un ocho, agregar más vino, y más queso.
Cuando el queso esté casi derretido, agregar dos cucharaditas de maizena diluida en un cuarto de vaso de vino blanco.
Revolver bien, agregar Kirsch y pimienta.
Servir la preparación con pedacitos de pan baguette cortado en dados.
Preparación 10 min, cocción 5 min.
Precalentar el grill del horno a alta temperatura.
Esparcir los tomates confitados y las rodajas de jamón crudo sobre las rodajas de pan para hacer la tartina.
Rociar con aceite de oliva, sal, y pimienta.
Cortar el rebleusson en rodajas, dejar la corteza, si le gusta más aromático, descartarla, si le gusta menos aromático. Luego, disponerlas sobre las tartinas, y pasarlas bajo el grill del horno 4 o 5 min.
En el momento de servir, agregar algunas hojas de ensalada verde.
Cortar un reblochon de 800 gramos, transversalmente, al medio.
Calentar una sartén de teflón (elegir una que tenga tapa, ya que se va a utilizar luego).
Colocar el queso partido, con la cáscara para abajo.
Agregar cebolla, o cebollitas de verdeo (mejor), ya rehogadas.
Luego, sumar una capa de papas ya hervidas, y cortadas en rodajas finas.
Por último tapar las papas con la otra mitad del reblochon.
Tapar, y cocinar a fuego moderado, hasta que se funda bien el queso.
Bajo el nombre Raclette, se esconde uno de los quesos más ancestrales de Suiza.
Etimológicamente, significa “raspador”, y refleja la forma en que en la Edad Media tenían los pastores de los Alpes suizos de comer el queso. Lo colocaban cerca del fuego, y el queso se derretía. Bastaba raspar la masa, para degustarlo caliente, acompañado con papas o con pan.
En la actualidad, se utiliza mucho para ser consumido alrededor de un aparato para preparar la comida llamada “raclette”, en donde se sirve tradicionalmente, el queso fundido acompañado con papas, pepinillos, y cebollines.
También pueden agregarse otros ingredientes, según el gusto y la creatividad de los comensales. Por ejemplo, es delicioso saborear la Raclette Fermier junto con champignones, panceta, jamón, tomates frescos, uvas, o peras. Estos mismos, se sirven en el centro de la mesa, y cada uno los va calentando en la raclettera, mezclándolos luego en el plato con la papa hervida, con cáscara, y el queso ya fundido.